miércoles, 31 de julio de 2013

Mereció la pena

El hombre volvía con paso cansado de vuelta a su casa. Atrás dejaba la imponente fábrica en la que trabajaba cada día. Sus enormes chimeneas aún expulsaban un denso humo grisáceo, que oscurecía todavía más un ambiente ya de por sí negro. Se giró para echarle una última mirada a la fábrica. Como le ocurría desde que llegó a la ciudad hacía ya siete largos meses, esa visión le producía sentimientos encontrados. Por un lado seguía maravillándose ante tales avances técnicos que ayudaban mucho en un trabajo tan pesado como el suyo. Pero por otro lado, ver la imponente construcción de hormigón y en general la ciudad fría y gris le hacía añorar su vida pasada, cuando vivía en el campo con su mujer y sus tres hijas pequeñas. Allí el trabajo era duro, cierto, pero al menos se respiraba un ambiente limpio y sano y estaban rodeados de naturaleza. Sus niñas podían pasear por los campos todo el día. Ahora, sin embargo, tenían miedo de ser atropelladas por un carruaje o uno de esos nuevos vehículos a motor si salían a la calle. Pero cuando su amada esposa quedó embarazada por cuarta vez, la necesidad los obligó a tomar la dura decisión de viajar a la ciudad, puesto que lo que la cosecha y el ganado producían apenas era suficiente para ellos solos. El hombre no quiso arriesgarse a que su familia pasase hambre.
Con la cabeza gacha continuó por calles y callejas, sorteando con desgana las basuras que la gente dejaba abandonadas de cualquier modo. Seguía pensando en lo diferentes que eran la vida en el campo y en la ciudad cuando llegó a su casa. Mientras las niñas corrían a abrazarle y su mujer, embarazadísima, le sonreía tiernamente desde una mecedora, un único pensamiento desterró todos los demás: << Por ellas, merece la pena. >>

Alexia.

1 comentario:

  1. Es muy triste tener que dejar toda tu vida atrás por el bien de todos...
    ¡Un beso muy muy muuy grande! <3

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